Japón, que acogerá esta semana la cumbre del G7, aspira a aprovechar esta cita para consolidarse como un actor con mayor influencia global capaz de ejercer de contrapeso militar y geopolítico ante la pujanza de China en Asia-Pacífico.

La reunión del Grupo de los Siete que se celebrará entre los días 19 y 21 en Hiroshima (oeste de Japón) pondrá el broche a un período de frenética actividad diplomática nipona para estrechar alianzas en diversos frentes, y llega tras el mayor giro en materia de Defensa emprendido por Tokio desde el fin de la II Guerra Mundial.

Con el orden mundial sacudido por la invasión rusa de Ucrania y el auge de Pekín, el Gobierno que lidera Fumio Kishida ha acelerado su transformación desde una potencia pacifista de «poder blando» y económico hacia un peso pesado militar más integrado con Estados Unidos, la OTAN y la Unión Europea, y con mayor proyección en otras regiones. EFE

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