Es obvio que el gobierno perdió su capacidad para controlar la economía. Pasando por una situación crítica, que combina su propia ineficiencia con un modelo primitivo y el aislamiento internacional, la revolución no tiene divisas para sustituir, manipular, ni chantajear al sector privado.
El gobierno ha tenido que reconocer su incapacidad para mantenerse como el actor controlador y el resultado ha sido una apertura de hecho, que incluye la liberación cambiaria, de los precios y la reducción del déficit. Es casi un modelo ortodoxo, donde el protagonismo recae en el sector privado. Pero aunque el gobierno se vea obligado a abrir la economía, ya no es posible rescatar los equilibrios pérdidos, pues se enfrenta a las sanciones externas, que impiden el regreso a la normalidad.
Nada resuelve el problema sin restablecer la confianza y esto depende de las negociaciones y cambios políticos. Sin resolver el problema de fondo, que ya no es el modelo de apertura, sino la pérdida de legitimidad política y desconfianza institucional, las medidas adoptadas por el gob, sean racionales o no, son “impotentes”.
Sin margen para atender el problema de fondo, que no es otro que el paso por una elección presidencial competitiva y negociada, el gob tenía cinco opciones para atender los problemas operativos que causa la hiperinflación, aunque sin resolver el problema real:
1) implementar una nueva reconversión,
2) producir billetes con más ceros,
3) permitir que el mercado elimine los ceros empíricamente,
4) dolarizar la economía o
5) plantear una doble contabilidad en Bs y Petros. Escogió la quinta.
¿Qué busca esa doble contabilidad Bolívares-Petro?
1) evitar una nueva reconversión, con otro fracaso cantado,
2) permitir que se contabilice en moneda virtual que no necesita emisión y permite resolver el problema de cifras en las máquinas fiscales,
3) preservar los valores de las transacciones a título impositivo,
4) “petrificar” una moneda como el Bs, que ya era historia.
Interesante que todo en Venezuela tiene por partida doble. Dos presidentes, dos Asambleas y ahora dos monedas. Lo que no hay son dos salidas a la crisis.
De esa parece haber una sóla…y nadie la consigue.
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